ALEA IACTA EST

martes, 21 de septiembre de 2010

Una de mis frases favoritas suele ser “la suerte está echada”. La interpreto como que todas las circunstancias están dadas y ahora solo queda esperar. Siempre imagino a Julio César mirando a su ejército y aguardando el resultado. No como quien se resigna y se abandona sino como a quien no le queda más que cumplir con su destino, el que sea que se rebele ante él por la decisión que acaba de tomar. Están dispuestos el lugar, los hechos y los factores que intercederán a favor o en contra. Y una misma, frente a todos ellos. ¿Qué será entonces, luego? Es lo incierto. Para saberlo, sólo hay que esperar que el tiempo nos atraviese.

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