LA OLVIDADA PREGUNTA

domingo, 16 de mayo de 2010

Creo que las palabras han atrofiado el impulso de la reflexión. Creo que hay más interés en responder que en preguntar, en poner los puntos finales a las oraciones, en recordar quién lo dijo y citar y demostrar todo lo que uno sabe y por eso explica y demuestra cómo es que sabe tanto. Pero creo que esto no lleva a un intercambio comunicativo, aquello que Jaspers propugnaba como vía regia para desentrañar certezas: el encuentro íntimo de un ser con otro ser. Luego de escuchar a las personas, creo que muchos pretenden las respuestas sin detenerse a hacer las preguntas necesarias, aquellas que les permitirían reconocer lo que se está buscando. Se me ocurre que tal vez la pregunta sea una entidad que deambula a nuestro alrededor y que entra solamente cuando hay silencio.

1 comentarios:

Antonio Salguero Ar. dijo...

___Coincido en lo que tú crees. Sin duda que el lenguaje no siempre refleja las reflexiones originales, pues siempre modelamos el contenido "hacia el otro".
___Algunos van más de prisa que otros. Los más lentos a veces se percatan de cuánta diferencia existe, entre lo que piensan y lo que dicen.
___Se te ocurre bien. La pregunta, que es la esencia reflexiva de todo Sujeto Psíquico, pero no deambula a nuestro alrededor, pues está siempre "en nosotros", y sólo nos percatamos de la acción reflexiva cuando estamos más atentos, es decir, estando en silencio.