NECESIDAD KANTIANA

miércoles, 10 de marzo de 2010

Descreo de la realidad del mundo cuando se muestra feroz. Me vuelvo escéptica en mí y en la humanidad y reniego de que exista algo más allá que me explique los cómo o los por qué de todo lo que está mal. No hay nada, me respondo. Y tanto mis sentidos como mi absurda razón me ratifican el hallazgo: nada.
Kant ya lo dijo. Ni el empirismo ni el racionalismo podrán develarnos aquello que no es tangible; no hay síntesis posible de lo que no puede captarse por estas vías y por lo tanto, no hay juicios que expliquen la irracionalidad del mundo cotidiano. Y entonces recurrió a la razón práctica. Yo me siento como él: vista la realidad del mundo, necesito creer en la posibilidad a un algo intangible que me muestre el milagro.

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