LA EVASIÓN

miércoles, 10 de marzo de 2010

He pensado que la persistencia de lo fantástico en las primeras películas del milenio, nos están mostrando el afán posmoderno de evadirnos de esta excesiva tecnificación y burocratización de los sistemas que hemos creado. Así se entiende el resucitar de las sagas, los héroes anónimos, las historias de personas solitarias que encuentran un fin que los sacude de la realidad convencional a la que estaban expuestos y los lanza a la aventura, al descubrimiento de sí mismos y también a la salvación. Creo que esta temática nos envuelve, ya que nos lleva a repensar nuestra existencia y las ansias dormidas de salvación —de lo que sea que nos haga sentir atrapados—, descubriendo al ser latente que podría hacer más que lo que hace a diario. Aristóteles decía que la tragedia —el cine de la Antigüedad—, debía generar catarsis en el espectador. La catarsis se lograba por la verosimilitud, definida como aquello maravilloso posible dentro de nuestra cotidiana existencia. Creo que estas películas nos generan eso. A mí particularmente, me dejan sintiendo la ausencia de esa persona que también soy y que duerme cotidianamente tras las rejas del convencional mundo.

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