GUIONES

sábado, 1 de agosto de 2009

A veces me encuentro haciendo cosas ridículas o que rozan con la tozudez más absoluta y me digo a mí misma: “los resultados demostrarán que estoy en lo cierto y mi tozudez se verá como perseverancia”. Y continúo. Pero siempre siento que lo que hago puede no quedar en buen término y entonces, seré sólo una perfecta imbécil o una necia.
Creo que como en las películas, a las personas deberían dejarnos leer un guión antes de saber qué hacer, y ver cómo vamos a interpretar a ese personaje o si buscamos una película que sea más acorde a nuestras expectativas, o elegir compartir la escena con otras personas más interesantes o menos conflictivas o más aventureras o lo que sea, y fantaseo con esa posibilidad, que no tenemos. Y entonces pienso, ¿qué mueve nuestras acciones? ¿Nos guía la certeza? ¿O vamos improvisando a medida que avanzamos?
Tal vez la vida es como esas obras de teatro que se arman según los espectadores y que dependiendo del talento, el feedback, el humor, el clima o lo que sea, se transforman en algo que vale la pena, algo que deja un buen recuerdo o algo que es apenas un trago amargo.

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