PARMÉNIDES

domingo, 31 de mayo de 2009

En febrero, inició una peregrinación que debía finalizar veinte años después, en la misma fecha y el mismo lugar en el que la había empezado. Durante dieciocho años, caminó errático los lugares del mundo, y al décimo noveno, se preocupó por reconocer dónde se hallaba y establecer cálculos de proximidad o lejanía con su punto de origen. Y aquí empezaron los verdaderos problemas de su viaje, ya que al ser el punto de origen también el punto de destino, no podía asegurarse de haber partido alguna vez. Reflexionó aún que si el mundo es una esfera parmenídea, un punto es todos los puntos y entonces, el movimiento se anula deliberadamente, dejándolo en la incertidumbre sobre qué es lo que había hecho esos últimos veinte años. Desesperado, se miró en un espejo de agua: tampoco había envejecido.

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